Comentario
El análisis del trabajo a domicilio de las exiladas españolas lleva a parecidas conclusiones sobre esta tarea que las obtenidas a partir de otros estudios sobre las trabajadoras en la industria domiciliaria, como los de Susana Naroztky (1988) y el trabajo conjunto de Lourdes Banana y Marta Roldán (1989).
Las especiales características que presentaba esta labor realizada por las mujeres y su cercanía a la producción doméstica, pues se realizaba en el mismo espacio físico del hogar familiar y subordinada a sus necesidades y horarios, la convirtieron en uno de los elementos que dieron mayor estabilidad a la división genérica del trabajo en el seno de la familia. Las mujeres aisladas en el recinto de su vivienda cumplían una larga jornada en la que se entremezclaban la producción de bienes y servicios para la familia con la producción de prendas para vender al mercado.
La escasa consideración social de estas labores femeninas hacía que se acentuara su carácter de trabajo secundario, aunque en los primeros años del exilio fuera casi la única fuente de ingresos de la familia. Por otro lado se sumaba el estancamiento en los precios pagados por las prendas, causando que este trabajo fuera abandonado cuando las condiciones económicas de la familia mejoraban. Entonces las mayoría de las mujeres que lo ejercían pasaban a ocuparse en exclusiva su propio trabajo doméstico.